lunes, 9 de febrero de 2015

Esclavitud cotidiana

Para mi, la disciplina y el control son indipensables en una relación D/s, aunque somos humanos y a veces es necesario relajar un poco las cosas por diferentes motivos. No siempre podemos estar pendientes de todo pues, una relación D/s integrada en el mundo real sufre las mismas variables que cualquier otra: falta de tiempo, asuntos que requieren nuestra atención, diferentes estados de ánimo...

Y son cosas que el esclavo tiende a aprovechar tomándose libertades que no le han sido concedidas, perdiendo de vista su lugar o banalizando cosas que son importantes.

Exijo a los míos el máximo respeto, esté yo presente o no, esfuerzo diario y progreso en su adiestramiento. Si alguna de estas cosas falla, todo se acaba derrumbando más temprano que tarde y la relación se vuelve una especie de costumbre cómoda y rutinaria, cosa que no deseo.

Soy el Ama de mis esclavos, el Ama a la que se entregaron por su propia voluntad, a la que se comprometieron a servir porque eso les hace felices, a la que obedecen porque eso les complementa.

Aunque haya momentos de risas y bromas (que los hay), finalmente yo no soy su amiguita de tasca, su mujercita o su novia, soy su Ama, Dueña y Señora. La diferencia es considerable.

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