Anulación

No creo en la anulación de la personalidad, me desagradan los seres inertes y apáticos. Creo en trabajar el interior del esclavo mediante manipulaciones más o menos sutiles para el disfrute y, finalmente, la felicidad de ambos.

Si me atrae la personalidad de alguien y tomo a ese alguien en consideración como posible candidato a mi cuadra, ¿por qué voy a querer anularla? ¿Para qué querría clones de siervos robotizados?

Una cosa es que utilice el control emocional para encauzar conductas (moderar agresividad, aprendizaje de comportamientos, autoconocimiento asistido, etc.) y otra muy distinta anular la personalidad del esclavo.

No me gustan las rebeldías ni las provocaciones conscientes, las considero totalmente prescindibles en una relación consolidada, pero tampoco me atraen los esclavos de folletín cibernético programados para que se vea lo buenos que son en su rol, porque yo vivo en la realidad y la vida real no tiene mucho que ver con lo que mi vecina del cuarto, por ejemplo, se imagina que es un esclavo.

Me gusta trabajar con seres reales, con sus imperfecciones y sus personalidades, con los que tienen un buen día y un mal día. Me conmueve más una carita de agradecimiento cuando soy yo la que tiene que ir a la farmacia a las cuatro de la madrugada a por una medicina para mi siervo que una pose hierática del que confunde entrega con estupidez y piensa que tiene que aguantar cualquier cosa por no molestarme.

Una relación Ama/esclavo se compone de dos personalidades y, aunque una de ellas se supedita a la otra, ninguna tiene por qué estar anulada.

Puedo manifestar mi crueldad de muchas formas distintas, usar a un esclavo como mueble, pisotearlo como a  un gusano despreciable, tratarlo como a un pelele insignificante o ignorarlo si es lo que me apetece, pero serán momentos puntuales y hasta obstáculos/pruebas que pongo adrede en su camino, pues lo que no deseo a mis pies es a un ser anulado que no tenga nada que aportarme.