Aunque suene un poco fuerte, estoy convencida de que el ser humano es adicto por naturaleza. Unos optan por algún tipo de droga, otros por juegos de azar... y también estamos los que nos enganchamos a las emociones fuertes. El torrente de sustancias que segrega el propio cuerpo como adrenalina, dopamina, serotonina, endorfinas son una fuente de placer increíble. Un deportista llega a sufrir síndrome de abstinencia el día que no practica deporte, pues la carencia de esas sustancias en su cuerpo se hace notable.
Y en nuestro universo FemDom los neurotransmisores funcionan de un modo impresionante. Un ejemplo, la norepinefrina está fuertemente asociada con la puesta en "alerta máxima" en nuestro sistema nervioso.
No voy a enrollarme con tecnicismos ni los procesos sinápticos del cerebro, investigad por vuestra cuenta si os interesa el tema, pero es factible explicar un estado de sub-space o la necesidad apremiante de un blackmaild de ese deseo de liberación de sustancias cerebrales a través del miedo a las consecuencias del inmenso riesgo que asume.
A mi me gusta "jugar" fuerte, ¿es tu caso? :)
No se si el ser humano es adicto por naturaleza, yo si.
ResponderEliminarNo me he privado de consumir las drogas a las que he tenido acceso, con tiento y siendo consciente de los riesgos que asumía..., con resultados diversos, alucinantes y deprimentes.
Soy adicto a las drogas que desinhiben mi personalidad, me desencorsetan de los convencionalismo sociales y con las que me siento mas autentico (alcohol, cannabis, etc.) pero ni soy alcoholico ni yonki y si un ser que vive en un mundo real.
Los juegos de azar no me gustan, porque no me desinhiben, aunque alguna vez me han producido emociones intensas, alegrías y frustraciones..., con resultados siempre pasajeros.
Para mi el DomFem es la adicción mas autentica y a la que si deseo estar enganchado, la búsqueda del Ama me ha producido mil sinsabores, sin embargo soy resistente a la frustración y creyente de la religión DomFem y siempre he estado convencido que encontrar a mi Diosa resultaría altamente gratificante.
Un sumí que ha encontrado a su Dueña, que es increíblemente adictiva y con la que alcanza el nirvana (subespace) de la felicidad.