lunes, 5 de noviembre de 2012

Esclavo


Renunciarás a tus derechos como persona y te entregarás como esclavo. Te convertirás en un ser inferior cuyo destino es servir y adorar a tu Ama. No esperes premios por cumplir con tus obligaciones, no molestes a tu Ama con peticiones. Tu vida girará en torno a los deseos de tu Dueña y sólo vivirás para satisfacerlos. Deberás tratarme siempre con el máximo respeto. Te dirigirás a mí siempre de usted y en todas tus frases usarás las palabras Ama, Dueña o Señora. En la calle, me saludarás besando mi mano. Pedirás permiso para hacer todo aquello que no sea una orden directa. Deberás pedir permiso también para hablar. En público, en mi presencia,  tratarás a todas las personas con respeto y no intervendrás ni discutirás con nadie si no es con mi consentimiento o aprobación. Mantendrás siempre una actitud sumisa y servicial. Permanecerás en actitud humilde, con la cabeza agachada y la mirada baja cuando te recrimine o te castigue, sin quejas ni reproches...

En fin, sólo es un comienzo de toda una serie de pautas básicas ineludibles de cualquier esclavo hacia su Ama. Pero a veces no está de más recordar al perro su sitio. A partir de ahí, cada Ama tenemos nuestros métodos de adiestramiento. No hay dos Amas iguales, del mismo modo que no hay dos esclavos iguales. Cada uno me aporta cosas diferentes aún ocupando todos ellos un lugar a mis pies.

No hay comentarios:

Publicar un comentario