martes, 6 de noviembre de 2012

De sumisión a esclavitud


El adiestramiento de un nuevo esclavo siempre es una tarea ardua que requiere mucha paciencia y esfuerzo. Por más sumiso que sea el nuevo esclavo, siempre hay cierta parte de resistencia rebelde a la entrega total.

El proceso es complicado, existen infinidad de obstáculos, ya sea por reticencia del propio perro a cambiar situaciones a las que se ha habituado tras años de ausencia de collar, o incluso en ocasiones su  propio entusiasmo y ansiedad de servir, que entonces hay que estar frenándolo y dando tirones a la correa para llamar al orden.

Ninguno es igual a los demás, algunos aprenden rápido y se amoldan rápidamente a su nuevo status y otros son tan lentos que aburre su tozudez.

Con cada uno hay un desgaste considerable de energía para guiarlos en la dirección correcta. Unos pretenden llevar la batuta solapadamente con manipulaciones encubiertas y otros pretenden guardarse parcelas de su vida donde sólo ellos tienen acceso. Conseguir tirar todas esas barreras requiere de una labor psicológica continuada importante.

Claro que una vez lograda la doma, es muy gratificante observar el gran cambio de actitud y comportamiento.

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