Resulta curioso cómo suavizamos las formas en público. Obviamente, no podemos ir por la vida contándolo todo, pues hay mucha gente que no comparte nuestros intereses. Pero incluso entre nosotros, los practicantes de FemDom y BDSM, hay un cierto recelo a hablar abiertamente de determinadas cosas.
Cuando conozco a alguien nuevo, tanto si ese alguien alardea de tener una gran experiencia como si se declara novato en estas lides, existen unos primeros pasos de tanteo, en los que escucho lo que ese alguien desea decir de sí mismo. Pero muchas veces sabemos más por lo que no dice, sus silencios oportunos, su lenguaje corporal e incluso por las preguntas que hace (y hasta por las que no hace).
Las primeras impresiones son bastante reveladoras e influyen en nuestro interés hacia los demás, si bien es cierto que también cuenta muchísimo nuestra apertura de mente y nuestro estado de ánimo.
Pero, tal vez precisamente por ello, no se puede hablar de todo con todo el mundo. Yo misma soy un claro ejemplo de objeto de rechazo por prejuicios preestablecidos. Hasta que me conocen, pues es entonces cuando escucho algo como: No te imaginaba así, sigo tu blog pero la idea que tenía de ti es la de una mujer despiadada.
¿Y quién dice que no lo soy? ;)
Yo lo digo, Usted Señora no es despiadada
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