martes, 3 de septiembre de 2013

Dependencia emocional

En todas las relaciones afectivas (ya sean vainilla, D/s, FemDom o BDSM en general) se establece una cierta dependencia emocional, pues se depositan sentimientos en otra u otras personas.

En ocasiones esa dependencia o codependencia emocional se ve potenciada hasta el punto de que el codependiente centra completamente su vida en torno a esa persona de la cual depende.

Hasta aquí podría estar hablando de un esclavo, que centra su vida alrededor de su Dueña,  ¿verdad?. Pero las diferencias son importantes, ya que el codependiente suele tener comportamientos que un Ama no permite, como por ejemplo: celos enfermizos, chantajes emocionales, manipulación en intentos de control, trastornos del estado de ánimo, peleas, gritos...

Se podría decir que, de algún modo, como Ama favorezco cierta dependencia emocional por parte de mis esclavos, sin embargo procuro que no confundan intensidad con sentimiento real.

Y existe una línea muy delgada entre una persona codependiente y un masoquista emocional. Es importantísimo lograr que el masoquista emocional no distorsione su percepción de la relación que establezca con su Ama confundiéndola con sentimientos desquiciantes y autodestructivos.

A mi me encanta el sado psicológico, disfruto manipulando una mente, estrangulándola y acariciándola, llevando a mi juguete al borde del abismo para traerlo de vuelta a la realidad. Eso sí, siempre que ese juguete esté preparado para la intensidad de mis envites, pues de igual modo que no practico una sesión extrema a un no iniciado, tampoco arriesgo una mente dañada, ya que no deseo locuras descontroladas, sino disfrutar de mi sadismo con sentido común.

Sí, lo sé, el sentido común es muy subjetivo. Lo que para mi puede ser normal, para otros es aterrador. De ahí que siempre recomiende muchísimo diálogo y comunicación bidireccional. Es fundamental que el sumiso/esclavo sea completamente consciente de a quién se entrega.

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