Sin embargo, no podemos ir por la vida preocupándonos constantemente de todo lo malo que nos puede pasar, porque de ese modo acabaríamos convenciéndonos de que lo mejor es no hacer nada en absoluto y nos perderíamos esas oportunidades irrepetibles de vivir la vida como realmente deseamos.
Se puede tener buena o mala suerte con algo pero, para que esa suerte se defina, hay que darle un terreno donde actuar. Si te sientas en una esquina a pensar eternamente en todas las precauciones que tendrías que tomar, las experiencias pasarán por tu lado sin que puedas participar.
Y no estoy diciendo que no haya que ser precavido o que dejemos a un lado cualquier cuidado. Pero no serás afortunado sin correr algún riesgo. Quien no arriesga no pierde, pero tampoco gana.
En esta vida no hay nada seguro. En nosotros está salir de la incertidumbre viviendo, o permanecer en el rincón pensando cuánto nos apetece algo pero sin el valor de intentar conseguirlo.
Me precio de ser una mujer sensata, pero si no hubiera sido atrevida asumiendo los posibles riesgos que se me han ido presentando, jamás sería quien soy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario