Un collar significa pertenencia/propiedad, pero representa lo intangible, la unión a otros niveles. Cito una frase de un libro que supongo que todos conocemos: Lo esencial es invisible a los ojos.
Sin embargo no soy muy partidaria de ceremonias y rituales. Mis imposiciones de collar son de lo más 'sui generis'. Lo entenderéis si os cuento que puse uno al lado de una parada de taxis fumando un cigarrillo. Por supuesto, mi decisión de imponerlo estaba muy meditada, pero suelo prescindir de rosas rojas y blancas, ambientes con simbolismos y palabras condescendientes.
Para mi un collar está integrado en la vida diaria y a ella lo llevo. La sorpresa de la perra en cuestión fue cómica mientras preguntaba: ¿Así, sin más? Mi respuesta: Claro, ¿es que no eres mía? pues calla y ve asumiendo, puta; date la vuelta para abrochar la hebilla.
¿Falta romanticismo? No. Si pudiérais ver su carita y sus nervios mientras acariciaba el collar en el taxi que nos llevaba a una fiesta, comprenderíais que no sólo lo tenía más que asumido, sino que cuidaría ese collar y todo lo que ello significaba (y significa) más que a sí misma.
No me van los misticismos que duran lo que un calentón, prefiero la realidad y las implicaciones verdaderas.
..., pero no me negara que una imposición del collar con una ceremonia y flores, dignifica al sumiso.
ResponderEliminarPodría ser como una sesión, digo yo.
Evidentemente cada imposición es diferente, depende del deseo-gusto del Ama y de su indiscutible decisión