domingo, 9 de diciembre de 2012

El rol y la vida diaria


No soy mujer de ir dando espectáculos por la calle ni voy de Dómina por la vida; me gusta la discreción porque mi vida es mía y sólo entra en ella al que le permito hacerlo. Pero todo aquél que me conoce sabe que hay cosas que no puedo disimular. Por ejemplo, mi personalidad.

Si estoy en compañía de algún esclavo, él lleva mis bolsas, abre las puertas cediéndome el paso, revuelve mi café en el bar, me da fuego si cojo un cigarrillo, abre la puerta del coche si voy a subir o a bajar, besa mi mano al saludarlo o despedirlo, sujeta mi abrigo y mi bolso si entro en el probador de una tienda... hay detalles cotidianos que pueden dar pistas, aunque para mi son tan normales que los vivo con naturalidad y sin aspavientos.

Tampoco necesito dar un espectáculo con gritos porque un simple gesto o una mirada suelen ser suficientes para hacerme entender.

¿Se nota mi rol en público? No podría asegurarlo, pero los pocos ajenos al FemDom a los que he hablado alguna vez de ello, no se han sorprendido en absoluto.

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