jueves, 4 de septiembre de 2014

Sorpresas agradables

Resulta curioso comprobar que no tienes absolutamente nada en común con personas con las que hace pocos meses pensabas que sí.

Tal vez esas personas hayan cambiado, o quizás no existan cambios y eras tú quien veía en ellas lo que deseabas ver.

Sea como sea, todo el mundo tiene derecho a tomar el camino que desee.

Lo realmente agradable es cuando empiezas a observar a alguien en quien, por el motivo que sea, no te habías fijado antes y descubres un diamante en bruto o un cabujón esperando pacientemente a ser tallado.

Y es que no hay nadie infalible. Nadie. Todos nos equivocamos. Y no pasa nada por reconocerlo y rectificar. No sólo no se acaba el mundo sino que es muy sano asumir los propios errores y seguir avanzando.

No puedes encadenar a quien no desea ser encadenado ni ayudar a quien no desea ser ayudado.

Nada más volver a Madrid he coincidido con alguien que me ha sorprendido. ¿Quién sabe? El tiempo dirá :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario