jueves, 2 de mayo de 2013

La felicidad de ser uno mismo

Me encanta que me sirvan. Y aún voy más allá en mi afirmación, doy por hecho que es lo más normal del mundo. Ni siquiera me paro a pensarlo, me comporto con la naturalidad de saber que así debe ser.

Unos nacen con la necesidad de servir y para mi es innato ser servida. No digo que sea algo congénito, mis antepasados no tienen nada que ver en esto (aunque mi madre apuntaba maneras), pero sí que estoy convencida de que nací con unas características determinadas que me convierten en la líder de mi grupo (siempre lo he sido).

Y no vivo en un mundo aparte, vivo en este, en el mismo que tú. Con esto quiero decir que sé lo que hago y con quién, aunque a veces tenga que moderar mi carácter y pedir algo con un "por favor" si a quien hago la petición no está a mi servicio.

No soy prepotente pero sí autoritaria. En mi opinión la diferencia es notable.

Obviamente, no podría comportarme así si no existieran maravillosos seres complacientes que complementan mi naturaleza y que son felices haciendo precisamente eso, sirviendo y complaciendo.

Y, en definitiva, la finalidad de todo, independientemente de a qué lado del látigo te encuentres, es conseguir ser felices, ¿no estáis de acuerdo? ;)

1 comentario:

  1. Estimada compañera de vida. Totalmente de acuerdo contigo en aquello que escribes. que sea como sea., pero ser felices.

    Feliz fin de semana.
    Besos. Maria.

    ResponderEliminar