miércoles, 2 de enero de 2013

Sin comparaciones


No existe una práctica concreta que defina o transmita una mayor sumisión o entrega.

Determinadas acciones suponen un coste emocional mayor o menor según la personalidad de cada uno.

Algunos encajan fatal un simple cuckolding y a otros les cuesta someterse financieramente.

Todo requiere un adiestramiento y, lógicamente, un período de adaptación, pero los que llegan a mis manos saben cuáles son mis exigencias y en base a ellas se desarrolla la relación.

Para ti puede ser agobiante una humillación pública y para otro una de sus fantasías. Algo a lo que puedas estar habituado, puede resultar la mayor prueba de sumisión para otro.

Todo es muy subjetivo, pero lo que más valoro es lo que me transmite un esclavo al ejecutar un deseo que he expresado o al que se ha anticipado y que no le resulte fácil. El esfuerzo por complacerme me genera un gran placer.

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