miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cambios



Al fin han pasado Nochebuena y Navidad. No están entre mis fechas preferidas, ya que no practico religión alguna y lo del espíritu navideño no acabo de verlo salvo por los regalos que me hacéis llegar.

Disfruto con los regalos, pero... ¿por qué tienen que ser en una fecha determinada? Me regaláis cosas todo el año, así que sigo sin ver el espíritu navideño ese.

Estos dos días pasados he concedido un stand-by a mis propiedades para que disfrutaran de reuniones familiares y demás zarandajas. Pero ya es 26, ¡alegría!, esto va a ser lo mejor de la Navidad, la vuelta a la presión y el control total... ho, ho, ho!

Y claro, en estas 48 horas he tenido tiempo de pensar en muchas cosas, además de perversiones diversas que aún quedan por desplegar. Pero he llegado a la conclusión de que hay un ser especialmente inútil al que no quiero de vuelta a mis pies. Esa es una de mis primeras decisiones irrevocables, aunque no la única.

Así que ya sabéis, lectores, sirvientes, perros, esclavos, sumisos y demás visitantes de mi blog: hay de nuevo una vacante bajo mi ala, ¿tienes valor para suplicar ocuparla? Ho, ho, ho!

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