jueves, 1 de noviembre de 2012

Me servirás


A través de los años he comprobado el tremendo flujo de sentimientos contradictorios que se van despertando en mis esclavos. Y, como sádica emocional, los disfruto plenamente.

Es maravillosa la sensación de ver a mi perro relajado, adorándome, contándome sus inquietudes, para de repente desatar en él una ansiedad considerable para atender a mis requerimientos de forma inmediata. De estar manteniendo una conversación sosegada, a cambiar el tono haciendo notar mi autoridad. Pasar de dedicarle mi atención a ignorarlo cuando las cosas no son tal y como yo las deseo. Ver esa incertidumbre, sentirla... Esos pequeños matices psicológicos y muchos otros, hacen que con mi manipulación emocional las cadenas mentales con las que ato sean cada vez más firmes. Mantienen al perro alerta, pendiente de mis palabras, esforzándose en lo que le corresponde: servirme.

El esclavo ha de aprender desde un primer momento a priorizar sus alternativas, respetando siempre ámbitos como trabajo y familia.

Nací para que me sirvan, pero no de cualquier modo. La crueldad forma parte de mi ser. Puedo ser la Mujer más encantadora y educada del mundo, pero también la Arpía más despiadada.

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