Parece que al fin la comunidad científica empieza a repasar sus retrógrados conceptos cuadriculados en lo que a BDSM atañe. Al igual que en su momento la homosexualidad fue descatalogada como trastorno psicopatológico, un psicólogo holandés sienta precedentes estos días cuestionando el que los practicantes de BDSM sigamos siendo considerados enfermos patológicos y, para ello, hace un estudio que llega a curiosas conclusiones.
¿Estamos ante un primer paso en la asunción de que no somos "enfermos"? El tiempo lo dirá, por lo pronto paso a copiar la redacción de mi esclavo magic, psicólogo, que resume el artículo publicado en una revista científica hace pocos días.
El 16 de Mayo se publico en la revista Journal of Sexual Medicine una investigación realizada por la Universidad de Tilburg (Holanda), dirigida por el psicólogo Andreas Wismeijer, en la que se cuestiona la validez de que el BDSM este incluida en la ultima edición del DSM-5 como un trastorno psiquiátrico (parafilia).
Las hipótesis de partida hasta el presente estudio siempre habían sido malintencionadas, pretendían confirmar la inclusión del BDSM en el DSM: Si los abusos-maltratos son practicados-aceptados de forma habitual y no generan sensación de piedad, ni denuncia legal alguna por los usuarios será porque los practicantes del BDSM tienen trastornos mentales o sensaciones atrofiadas... A pesar de que los resultados nunca han corroborado tales hipótesis deterministas, el BDSM ha permanecido dentro del listado de parafilias psico-patológicas del DSM, por tradición y por ser un estilo de vida diferente, a la costumbre social normalizada.
Wismeijer y sus colegas pretendían hacer un estudio sobre como afectan los secretos personales inducidos por sectas o comunidades secretas a la salud psicológica de los individuos. Pasaron una serie de cuestionarios psicológicos a 902 practicantes de BDSM (comunidad secreta) y 434 a practicantes "vainilla" (grupo normalizado).
Los cuestionarios fueron sobre personalidad, sensibilidad al rechazo, grado de satisfacción obtenida al practicar sexo, estilo de apego y bienestar en las relaciones que mantenían.
Los resultados muestran que los practicantes de BDSM tienen similares problemas psíquicos que la población general, sin embargo son mas extrovertidos, más abiertos a nuevas experiencias, más tolerantes con los demás y más conscientes de como alcanzar su satisfacción-bienestar personal.
En la muestra BDSM, el 75% fueron mujeres, de las cuales solo el 8% era Dominante y el 16% switch. De los varones, el 48% era Dominante y el 18% switch. Los sumis (74% de ellas y 33% ellos) en general tienen puntuaciones mas bajas en su comunidad secreta, por tanto serian más vulnerables al trastorno mental, sin embargo obtienen mejores calificaciones que el grupo "vainilla".
La baja puntuación en ansiedad de los bedesemeros nos muestra una población menos neurótica. Nuestra mayor resistencia a la frustración nos hace menos paranoicos. La superior satisfacción obtenida en las practicas BDSM nos hace personas mas apegadas a nuestras parejas.
Wismeijer concluye que la practica BDSM que se realiza de forma sensata, segura y consensuada por los participantes genera una salud mental positiva y por tanto una MAYOR (potencialmente) SALUD MENTAL de los practicantes bedesemeros.
¿Por que la sociedad que se preocupa por el bienestar de los ciudadanos, penaliza un estilo de vida manteniendo el BDSM en la lista DSM?
Aunque a mi nunca me ha preocupado la aceptación de las masas, parece que muchos empiezan a ver la luz. Sacad vuestras propias conclusiones. :)