domingo, 23 de junio de 2013

Pequeños detalles divertidos

Me pasan cosas sorprendentes, tengo una especie de imán para las cosas más extrañas y con tintes surrealistas. Ya he contado aquí algunas, como por ejemplo cómo conocí a uno de mis esclavos en la sección de frutas y verduras de un supermercado, el modo en que se me ofrece la esteticista china del salón de belleza al que suelo ir, la chocante reunión con un Dominante y su sumisa en la que me preguntaba quién domina a quién en ese caso... Y esos son sólo algunos ejemplos.

El otro día salí con una de mis propiedades y, aparcados en el coche junto a su casa después de salir a cenar, le dedicaba un pequeño ejemplo de lo que le esperaba en breves momentos clavando mis uñas en sus testículos (puntualizo que tiene orden de conducir con los genitales al aire y a mi disposición siempre que nos desplazamos, por breve que sea el trayecto). Era una pequeña pista que, entre risas y escalofríos, le indicaba mis intenciones.

Cuál no sería nuestra sorpresa cuando se acercó un paquistaní de esos que venden flores y llaveros y nos regaló una rosa, a pesar de que le decíamos que no queríamos nada con una amplia sonrisa en los labios.

No saqué mi mano de donde estaba (agarrando la entrepierna de mi chucho) mientras hablábamos con él, que se quedó un buen rato, con toda la naturalidad del mundo. No sé qué pasaría por la cabeza del vendedor y dudo que encuentre muchas escenas similares, pero hizo gala de una diplomacia considerable y nos dejó la flor sin que le diéramos ni un céntimo por ella.

Anoche hubo otra anécdota divertida, pero la dejaré para otro momento ;)

6 comentarios:

  1. El paquistani se acerco pensando que vendía seguro.
    El descaro de CruelDama fue provocador, como siempre y se encontraba como pez en el agua, jugando conmigo, contenta con la curiosidad del indiscreto vendedor y reaccionando dominando la situación y a mi sin alterarse.
    Yo morbosamente presionado, soportaba estoicamente el acercamiento del vendedor y notaba que a la Diabla la divertía, por tanto evaluaba mi comportamiento..., por un lado sabia que mi Ama no quería que comprara la flor y por otro notaba que la seducía dilatar aquella escena.
    El paquistaní, la miraba a Ella y en un momento dado, decidió regalarla la flor... ¿se sentiría cazado?, ¿fue sometido por la intensa mirada de una Dama irresistible?...
    Si alguno va por Madrid y quisierais conocernos, mirar a los sumís-chofer que van con los genitales al aire...sera un placer saludaros.

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  2. Todo un puntazo. Esos momentitos de humillación en público son todo un subidón de verguenza, excitación y obediencia.
    Un saludo señora.
    PD: debería poder aceptar la invitación ya :)

    -Jessica {V} -

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    1. El enlace dice que la invitación no es válida ya, tendrás que enviármela de nuevo.

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  3. A veces nuestrass Dueñas precisan nuestra humillación para valorar nuestro grado de servilismo.
    A sus pies.
    efe{LL}

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    1. Efectivamente, efe{LL}, un poco de humillación, una pizca de morbo, una escena cotidiana... y obtenemos una escena para recordar.

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